El investigador del año se graduó en la Universidad de Tucumán

Diego de Mendoza estudia los mecanismos por los cuales las bacterias sintetizan lípidos o grasas. Dado que los lípidos son esenciales para que las bacterias sobrevivan, este conocimiento tiene importancia en medicina para generar nuevos antibióticos que inhiban la síntesis de lípidos en bacterias patógenas. Asimismo, ese conocimiento tiene importancia biotecnológica en la producción de biodiesel y de plásticos biodegradables.

De Mendoza es doctor en Bioquímica, graduado en la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Es fundador del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario, director del Laboratorio de Fisiología Microbiana y socio fundador de la empresa INMET (especializada en ingeniería metabólica).

El científico -que nació en Jujuy- fue premiado la semana pasada por producir nuevos conocimientos, generar descubrimientos de impacto social y promover a la formación de recursos humanos. Recibió la distinción “Investigador de la Nación Argentina 2017” por parte de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, en un acto desarrollado en el Museo de la Casa Rosada.

La Secretaría de Ciencia Arte e Innovación Tecnológica (SCAIT) de la UNT conversó telefónicamente con De Mendoza, que reside en Rosario junto a su esposa (psicóloga e investigadora del Conicet). Tiene dos hijos: una mujer que es economista y un varón que es periodista.

En una charla distendida, el investigador no ahorró elogios para la universidad que lo vio crecer y recordó amigos y profesores que lo acompañaron en su formación. También opinó sobre la reducción presupuestaria en el área de la ciencia e instó a los jóvenes investigadores a quedarse en el país, a pesar de la “difícil situación económica”.

SCAIT- ¿Cómo fue su paso por la Universidad de Tucumán?

De Mendoza- Para mí la carrera de Bioquímica fue excepcional, tuve una excelente formación, en microbiología con Guillermo Oliver (conocido como el padre de la leche bio) y en química biológica con Ricardo Farías (investigador del Conicet y uno de los fundadores del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO), que además fue mi director de tesis.

También recuerdo a otro de mis maestros, el profesor Juan Retamar y a César Catalán, que en ese entonces era jefe de trabajos prácticos. De mis excompañeros en la carrera de Bioquímica puedo mencionar a Elsa Cerimele y a Héctor Ávila (que fue presidente del Colegio de Bioquímicos).

Hago un punto aparte para nombrar a César Siuffi, jujeño y compañero mío de la primaria, secundaria y hasta de la universidad. Y cómo no mencionar a mi gran amigo Manuel Martí Klyver, ex compañero de facultad, con quien preparamos juntos todas las materias. Le tengo mucho cariño a la UNT, es mi alma mater. Me encantaría volver a visitar gente, aunque creo que ya no conocería a varios porque hay muchos jóvenes (ríe).

SCAIT- ¿Viaja seguido a Tucumán?

De Mendoza- No viajo seguido, pero por ejemplo el año pasado cuando cumplimos 50 años de haber ingresado a la carrera de Bioquímica de la UNT (empezamos en 1967), entonces fui a celebrar el aniversario. Otras veces viajo a Jujuy para ver a mi familia y mis mejores amigos de Tucumán van hasta ahí para reunirnos.

SCAIT ¿Le sirvió mucho la formación que recibió en la UNT?

De Mendoza- Para mí fue excelente la preparación que me dieron, en especial en química orgánica y en microbiología. En la formación académica no tenemos nada que envidiar a los países más desarrollados, si en cuanto al dinero que destinan para ciencia y a los edificios donde trabajan.

SCAIT- ¿Cómo ve el momento presupuestario que atraviesa el país y la ciencia en particular?

De Mendoza- El presupuesto es muy escaso, en el Conicet en especial. Hay muchos institutos que se manejan con el 40% del presupuesto de 2017 (que es lo que se recibió hasta ahora). Todavía no recibieron partidas a cuenta de 2018.

SCAIT- ¿Qué les diría a los jóvenes investigadores?

De Mendoza- A los jóvenes investigadores que realmente están convencidos y motivados de investigar les diría que lo hagan en Argentina, porque los necesitamos para que la ciencia se potencie y para que se haga trasferencia de tecnología. Pero la realidad es que algunos de ellos ven que las posibilidades aquí son escasas y se van a hacer sus doctorados afuera del país.


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