Científicos tucumanos ensayan una alternativa natural a los antibióticos

Científicos de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (Conicet) NOA Sur encontraron en bacterias, provenientes del intestino de humanos y de cabras, propiedades para prevenir y combatir enfermedades infecciosas digestivas, respiratorias y de la piel.

Los estudios están más avanzados con las bacterias probióticas humanas que con las animales. Se realizaron ensayos in vitro y en simulaciones computacionales que arrojaron resultados satisfactorios. Los resultados de las pruebas con probióticos de humanos se publicaron en dos revistas científicas: Biofouling y otra de la editorial Springer. Los probióticos ayudan a regular la flora intestinal y mejoran el sistema inmune.

Anabel Díaz es licenciada en Biotecnología, becaria doctoral del Conicet y autora de la investigación que busca combatir infecciones de manera natural, como una opción a los antibióticos tradicionales. La investigación toma relevancia en el contexto internacional donde se habla de “resistencia antibiótica” que ocurre cuando las bacterias cambian y resisten el efecto del antibiótico y, por lo tanto, pueden seguir creciendo y multiplicándose.

Díaz precisó que realizaron ensayos in vitro probando la acción de estas bacterias lácticas sobre diferentes tipos de bacterias patógenas que infectan al hombre y a los animales. Las bacterias probióticas contribuyen al equilibrio de la flora intestinal y potencian el sistema inmunológico. “Nuestros estudios demuestran que el metabolismo de las bacterias aisladas reduce la virulencia de dos bacterias patógenas: Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus”.  Ambas bacterias suelen aparecer en pacientes internados porque son “oportunistas”, generan resistencia a los antibióticos y pueden causar desde enfermedades respiratorias hasta infecciones generalizadas que compliquen con riesgo de muerte al paciente.

Díaz es dirigida por el Dr. Mario Arena y por la Dra. Silvia González, investigadores del Instituto de Biotecnología Farmacéutica y Alimentaria (INBIOFAL) de doble dependencia entre la UNT y el Conicet. La joven becaria señaló que el trabajo apunta a convertirse en una alternativa a los antibióticos, “sin efecto bactericida porque las bacterias son cada vez más resistentes. No queremos atacar a las bacterias patógenas sino evitar que se comuniquen entre sí y con eso reducimos su acción”, puntualizó.

Por su parte, Arena comentó que las bacterias patógenas, cuya virulencia consiguieron reducir en los ensayos, suelen producir una biopelícula o biofilm que por su estructura vuelve ineficaz a los antibióticos y favorece el desarrollo de enfermedades crónicas. “Nosotros jaqueamos la comunicación de esas bacterias patógenas y, de esa manera, podríamos evitar el desarrollo de infecciones bacterianas como fibrosis pulmonar, enfermedades respiratorias y de la piel”.

El Dr. Arena comentó que su equipo de estudio viene desarrollando líneas de investigación similares a la descripta anteriormente, que buscan combatir infecciones. Realizaron ensayos con aceites esenciales de citrus, desechos del vino y de olivares. Algunos de esos productos tienen también propiedades para conservar alimentos y para limpiar superficies.  

Las bacterias probióticas, provenientes tanto del intestino como del calostro de las cabras, fueron identificadas y aisladas hace tiempo por el grupo de investigación del INBIOFAL con el objetivo de mejorar la producción de los caprinos de la región. Los científicos buscaban reducir enfermedades digestivas e infecciones de las cabras y, para eso, comenzaron a analizar su materia fecal y su leche, donde encontraron las bacterias lácticas con potencial para reducir infecciones.

En el grupo de investigación también participan: María Rosa Alberto (INBIOFAL), Esteban Vega‑Hissi (San Luis),  y Amparo Blázquez (Universidad de Valencia). Los investigadores comentaron que, en colaboración con el Ministerio de Producción de Tucumán y de otros organismo oficiales, realizan ensayos para probar la capacidad de las bacterias probióticas en la prevención de enfermedades del ganado caprino.

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