“El virus nos recuerda la desprotección de la primera infancia”

Por Daniela Orlandi

El virus acecha por todos lados en su invisibilidad peligrosa y amenazante. Quienes circulan con barbijos: ¿están infectados y pueden contagiarnos o se están protegiendo de un posible contagio? Tocamos el picaporte de una puerta y tememos haber contraído el virus. Nos volvimos temerosos del otro. Mucho se habla en la calle y en los medios de comunicación de los síntomas físicos que produce el Covid-19 y esa información es muy importante, pero pocos se preguntan cómo sobrellevamos la angustia, la ansiedad y el estrés que la situación nos genera.

Medio UNT consultó al psicoanalista Alfredo Ygel, docente de la cátedra Estrategias de Prevención Psicológica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Tucumán, acerca de los efectos que puede generar el Coronavirus en nuestra salud mental. El profesional opina que la pandemia despierta conductas paranoicas en algunas personas porque les remite a las vivencias más primarias de la infancia, a un estado de desprotección, donde no es posible sobrevivir sin el cuidado del otro. 

Ygel menciona que, aunque es una situación compleja y resulta lógico tener miedo, una situación distinta es cuando ese miedo pierde contacto con la realidad y se torna extremo. ”El miedo es positivo cuando ayuda a cuidarnos más y a cambiar los hábitos de vida para reducir las posibilidades de contagio. Pero se vuelve paranoide cuando provoca reacciones que no tienen un paralelo con la realidad”, comenta. Y cita como ejemplo las incursiones masivas de la población en los supermercados, aun cuando se dijo que los centros de compra estarían abiertos. “La gente acapara las góndolas -como si fueran tiempos de guerra- y no respeta el aislamiento social porque está pegado uno al otro, tanto en los pasillos como en las filas”.

El psicoanalista desmenuza los elementos psicológicos que mencionó el presidente, Alberto Fernández, en la cadena nacional del 19 de marzo. El mandatario habló del enemigo invisible y de la doble pelea: una contra la pandemia y la otra contra la psicosis. Ygel describe que como el virus es invisible no sabemos de dónde viene ni cuándo puede atacarnos. “Esa situación nos deja indefensos y puede generar conductas paranoides, que es una forma de psicosis”, puntualiza. Y marca la diferencia  con los “enemigos visibles” que pueden ser, por ejemplo, un ladrón, un perro rabioso, un misil. “Ahora la situación es completamente distinta, cualquiera puede ser el enemigo portador del virus, incluso nosotros mismos", insiste.

Con la pandemia del Coronavirus la conducta paranoide, explica el profesional, se manifiesta en la sensación de que todo es muy grave y que nada puede hacerse, “nos deja sin herramientas para actuar. Esas personas tienen una vivencia persecutoria, sienten que alguien o algo los puede atacar, que es hostil y se sienten totalmente desprotegidos”, puntualiza. Señala que esta conducta se produce aun cuando sabemos que, en general, el virus puede provocar síntomas similares a una gripe y, que sólo en casos excepcionales, comprometerá la vida.

El psicólogo también se refiere al grupo de personas que sale a la calle y que no tiene ningún tipo de cuidado para reducir las posibilidades de contagio del Covid-19. Los denomina negacionistas: aquellos que salen a bares (si encuentran alguno abierto) o hacen asados multitudinarios en casas o se van de vacaciones, como si nada pasara.
“Es una actitud de renegación, sé que hay peligro pero creo que no me va a pasar nada, es un miedo negado. Sería comparable a aquel que bebió mucho alcohol y sale con su auto porque está convencido de que él no chocará, pese a que tiene grandes posibilidades de tener un accidente”, detalla. 

La gran lección de la pandemia

El psicoanalista opina que una de las grandes lecciones que nos deja esta pandemia es aprender a hacernos responsables de nosotros mismos y a pensar en el otro. ”Muchas veces queremos que los cuidados y la responsabilidad vengan de afuera: del Estado, de una pareja o de un vecino o bien queremos salvarnos nosotros solos, sin importar el otro. Aquí entendemos que cada esfuerzo personal cuenta y, que sin la colaboración de todos, no salimos adelante como sociedad”.

Ygel comenta que aunque muchas veces dominemos la naturaleza, hoy estamos aprendiendo que tiene supremacía sobre nosotros y de que no podemos controlarla. “La crisis nos recuerda que somos vulnerables y que el lazo con el otro nos puede salvar del aislamiento, de la ansiedad, de la angustia y de la tristeza”. 

El profesional nos aconseja aceptar la realidad tal cual es y, aunque estemos aislados geográficamente, nos recomienda  hablar con el otro y escucharlo, insiste en usar la palabra. “Lo que estamos viviendo no lo podemos evitar, es una situación mundial pero confiemos en que pronto pasará. Creo que es una situación límite y, que a partir de ahora, la humanidad se volverá más solidaria y entenderá que los valores egoístas son efímeros y no nos van a salvar”, concluye.

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