Dengue: el enemigo silencioso que puede habitar tu casa

Por Daniela Orlandi

La batalla por la salud en América está liberada en dos frentes, aunque el nuevo Coronavirus gana por nocaut en la cobertura de los medios y el temor que genera. Mientras la pandemia avanza, nuestro viejo enemigo, el Dengue -causado por el  Aedes aegypti-, atraviesa la mayor propagación de la historia en toda América. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) detalló que en 2019 se reportaron más de 3 millones de casos en América y 1.538 muertes por la enfermedad. En Argentina ya se cobró una decena de vidas y en Tucumán se confirmaron más de 230 casos, al día de hoy.

El dengue en Tucumán es considerado epidémico y, en general, los casos se registran en los meses de mayor calor, desde noviembre hasta mayo, explica la bioquímica Ana María Zamora de la cátedra de Virología de la Facultad de Bioquímica de la Universidad Nacional de Tucumán y del Laboratorio de Salud Pública de la Provincia. De acuerdo a esa afirmación aún nos quedan dos meses de presencia activa de la enfermedad.

La entomóloga e investigadora del CONICET de la Unidad Ejecutora Lillo (CONICET – Fundación Miguel Lillo) María Julia Dantur, sostiene que la población de mosquitos adultos normalmente disminuye cuando baja la temperatura. “Esto no quiere decir que en el interior de las viviendas no podamos encontrar hembras de mosquitos que necesiten alimentarse, ya que la temperatura adentro de las casas es más cálida", puntualiza. Agrega que los huevos pueden durar incluso con bajas temperaturas, si es que no se erradican los criaderos. “Estarán listos para eclosionar con el incremento de las lluvias y de la temperatura en la siguiente temporada”, advierte.

La entomóloga especula que la mayoría de las viviendas en Tucumán tienen criaderos de Aedes aegypti “y si la vivienda no lo tiene, generalmente lo tiene un vecino”, puntualiza. Y detalla que el hecho de encontrar un mosquito no significa que tenga el virus. “Pero si encontramos huevos o mosquitos adultos en nuestros hogares y además sabemos de casos de dengue en la zona, entonces es para preocuparnos y ocuparnos del asunto”, aconseja.

Dantur aclara que el dengue no es una enfermedad de pobres, que no tiene distinción social. “Quedó demostrado con el brote actual con una gran cantidad de casos en barrios cercanos al Parque Guillermina y en algunos de Yerba Buena, que pertenecen a un sector de clase media o media alta. Las viviendas en este caso presentaron criaderos diferentes, pero no menos importantes como ser canaletas del techo saturadas de hojas, piletas de natación sin cuidar y macetas del jardín con agua”, precisa. “En contextos más humildes se puedenencontrar reservorios como resultado de la falta de agua potable (con la consecuente acumulación de agua para consumo), falta de desmalezado y de limpieza de terrenos y acumulación de cacharros en desuso”, agrega.

“Debemos estar atentos al Coronavirus, pero no por eso bajar los brazos en la lucha contra el Dengue. Podemos aprovechar la cuarentena para revisar todos los rincones de nuestra casa y patio, ver si tenemos cubiertas, tapitas, maceteros y piletas que acumulen agua estancada y limpiarlas eliminando los huevos de este mosquito”, recomienda. Y repite que la estrategia más eficaz para controlar al vector es eliminar los reservorios. “Las fumigaciones solo disminuyen temporalmente la abundancia de mosquitos adultos”, manifiesta. Y afirma que no existen estudios científicos que corroboren la efectividad de las fumigaciones para eliminar mosquitos. “En la zona del Parque Guillermina, después de las pulverizaciones, volvimos a encontrar hembras adultas”, lamenta.

Finalmente, Juri da un par de claves sencillas para identificar el Aedes aegypi del Culex quinquefasciatus, otro mosquito muy común en las casas. “El Aedes es de color oscuro y el otro amarronado. Sus patas traseras tienen manchas claras y oscuras y, si bien su actividad es fundamentalmente durante el día, en el interior de las viviendas también pueden aparecer en las noches”, concluye.

El virus bajo la lupa
Ana María Zamora, de la cátedra de Virología de la Facultad de Bioquímica de la Universidad Nacional de Tucumán, comenta que existen cuatro serotipos de Dengue. Detalla que la infección con un serotipo confiere inmunidad permanente contra el mismo tipo y sólo por unos meses contra el resto. Agrega que los serotipos 2 y 3 están asociados a  una mayor cantidad de casos graves y de fallecidos, aunque cualquier serotipo puede traer complicaciones. “Las personas que ya padecieron dengue por otro serotipo tienen más posibilidades de desarrollar la forma grave en un nuevo contagio”, sostiene. 

Zamora afirma que los pacientes más vulnerables ante la posibilidad de desarrollar Dengue grave son aquellos con deficiencias en su sistema inmune o quienes presentan patologías de base. Describe que la sintomatología puede variar desde formas leves, que solo se manifiestan con un cuadro febril agudo de duración limitada, a otros cuya fiebre se asocia a malestar general, cefalea, dolor detrás de los ojos, dolor muscular y articular y erupciones en la piel. “Los síntomas se diferencian de la gripe o el resfrío porque no se genera un compromiso respiratorio”, indica.

La docente de la UNT alerta sobre los signos de alarma ante el Dengue grave que pueden aparecen luego de la etapa febril: dolor abdominal intenso y sostenido, vómitos persistentes, sangrado de mucosas, somnolencia o irritabilidad. Agrega que pueden registrarse manifestaciones hemorrágicas, pérdida de plasma, acumulación de líquido dentro del abdomen (ascitis) o alrededor del corazón (derrame pericárdico) y que hasta puede generar un shock. Finalmente, recomienda consultar al médico en caso de síntomas y no auto medicarse, evitar el uso de aspirina, diclofenac e ibuprofeno para bajar la fiebre y sólo usar paracetamol. 

La línea de Vigilancia Epidemiológica del Siprosa es: 0800-555 8478.

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