Hasta el 30 de junio 2021, estará abierta la inscripción de los interesados en cursar la Maestría en Psicología Social que se dicta en la Facultad de Psicología de la UNT. La Directora es la Profa. Psic. Josefina Racedo, y la Subdirectora la Dra. Paula Boldrini.
Esta formación de posgrado está dirigida a profesionales de los campos de las Ciencias Humanas y Ciencias Sociales.
Los interesados pueden completar el formulario adjunto, que reviste el carácter de Preinscripción dado que los cupos son limitados: https://forms.gle/QZKmiuLcm8DWpdoLA
Para mayores informes: magisterpsicosocial@gmail.com
Medios UNT entrevistó a la Profesora Racedo para conocer distintos aspectos vinculados con el dictado de dicha capacitación y, en particular, sobre la influencia de los grupos y la sociedad en los pensamientos, actitudes y comportamientos de cada individuo.
¿Cuáles son las motivaciones que llevaron a dictar esta Maestría y los objetivos que se proponen alcanzar, en cuanto a la formación de pensamiento crítico?
Esta formación de posgrado está dirigida a profesionales de los campos de las Ciencias Humanas y Ciencias Sociales.
Los interesados pueden completar el formulario adjunto, que reviste el carácter de Preinscripción dado que los cupos son limitados: https://forms.gle/QZKmiuLcm8DWpdoLA
Para mayores informes: magisterpsicosocial@gmail.com
Medios UNT entrevistó a la Profesora Racedo para conocer distintos aspectos vinculados con el dictado de dicha capacitación y, en particular, sobre la influencia de los grupos y la sociedad en los pensamientos, actitudes y comportamientos de cada individuo.
¿Cuáles son las motivaciones que llevaron a dictar esta Maestría y los objetivos que se proponen alcanzar, en cuanto a la formación de pensamiento crítico?
En 2000 hicimos un relevamiento en el NOA sobre los requerimientos y/o necesidades que se les planteaba a muchos profesionales, la ausencia en sus carreras universitarias de conceptos y prácticas para su trabajo con personas de diferentes características. Y que se evidenciaba, particularmente, en aquellos que tenían funciones de dirección u organización de grupos para lograr una mejor efectividad en relación a sus objetivos.
La larga experiencia en la formación de profesionales con herramientas conceptuales y prácticas específicas en instituciones y distintas áreas de la comunidad, nos motivó a organizar una carrera de posgrado que pudiera dar satisfacción a esas necesidades. De allí el énfasis que pusimos en aportar no sólo teoría sobre grupos e instituciones, sino proponer la formación en una disciplina que -por haber nacido en nuestro país- plantea la necesidad de conocer científicamente las condiciones en las que se organiza la subjetividad, planteada desde el Dr. Enrique Pichon Rivière como un intercambio permanente y transformador entre el sujeto y el orden social al que pertenece.
La larga experiencia en la formación de profesionales con herramientas conceptuales y prácticas específicas en instituciones y distintas áreas de la comunidad, nos motivó a organizar una carrera de posgrado que pudiera dar satisfacción a esas necesidades. De allí el énfasis que pusimos en aportar no sólo teoría sobre grupos e instituciones, sino proponer la formación en una disciplina que -por haber nacido en nuestro país- plantea la necesidad de conocer científicamente las condiciones en las que se organiza la subjetividad, planteada desde el Dr. Enrique Pichon Rivière como un intercambio permanente y transformador entre el sujeto y el orden social al que pertenece.
Sea cual sea la profesión que se desempeñe, entendimos -y hoy, 21 años después lo comprobamos permanentemente- que la complejidad de cualquier formación tiene algo en común: nuestros médicos, ingenieros, agrónomos, abogados, arquitectos, trabajadores sociales, pedagogos o psicólogos, entre la amplia variedad de graduados en ciencias sociales, egresan sin conocer cabalmente el contexto en el que se desempeñarán o aspiran a hacerlo. Las condiciones de vida de nuestros destinatarios, los procesos históricos que sostienen no sólo a nuestra sociedad actual sino a cada uno de nosotros como sujetos, no se integran la mayoría de las veces a los contenidos específicos. Nos planteamos formar profesionales que puedan dar respuestas adecuadas a las necesidades que plantea hoy una Argentina que nos necesita para resolver los grandes problemas que requieren ser prontamente abordados y solucionados.
Por definición, la Psicología Social estudia la influencia de los grupos y la sociedad en los pensamientos, actitudes y comportamientos de cada individuo. ¿Cómo ha evolucionado esto en la sociedad argentina, y en particular en la tucumana?
Suele pensarse que el aditamento de social a una concepción de psicología recorta la tarea al sólo ámbito de los grupos, aunque esa definición haya tenido origen en resolver casualmente los problemas grupales a mediados del siglo XX. Pichon-Rivière adicionó la palabra social a su concepción de una psicología que considera a los sujetos como esencialmente sociales. No basta sólo reconocer que los sujetos tenemos relaciones con otros. Esta psicología que diseñó sobre los años ‘60 (y sigue desarrollándose después de su muerte en 1977), encuentra su fundamento científico en la innegable base biológica de un sistema nervioso humano sin el que no es posible la construcción de los aspectos psíquicos que nos definen como tales. Psiquismo que se organiza, desarrolla y cambia en tanto como sujetos vivimos en un contexto social que es histórico, que nos precede y busca configurar nuestros comportamientos, conductas, emociones, pensamientos… a través de esos otros sujetos con los que logramos sobrevivir al nacimiento, crecer y a la larga convivir dentro del mundo.
En fin, la concepción psicológica de Pichon-Rivière se formalizó luego de muchos años de investigación, práctica profesional, en una época de profundas convulsiones sociales y cambios en las conductas de millones, en el mundo entero y en particular en nuestro país.
No fueron hechos casuales, más bien causales los de Tucumán en 1966, cuando Pichon-Rivière llegó a Tucumán junto a Ana Quiroga que es una de sus principales continuadoras. Los planteos de Pichon-Rivière, su convicción y la posibilidad de comprender mejor lo que nos pasaba hizo que lo tomáramos como un maestro que con su teoría daba cuenta de que todos éramos los afectados por la crisis del cierre de los ingenios, por ejemplo. El grupo numeroso que se acercó a sus enseñanzas no era sólo de estudiantes de psicología o jóvenes recién egresados. Empresarios, docentes de distintas carreras, profesionales, pugnaban por adquirir mejores conocimientos a través de una psicología que se mostraba cercana a lo que vivíamos y nos devolvía algunas certezas frente a lo difícil de ese período.
Claro que hubo un antes y después de ese período tremendo para el conjunto de la población tucumana y del país. El éxodo masivo, más de 200.000 tucumanos partieron en busca de trabajo… pueblos muertos sin vida económica ni social. El ‘66 marcó la vida de todos, hasta este presente plagado de crisis, pero para ese grupo inicial vivirlo, comprenderlo, y actuar dentro de esa realidad dolorosa nos posibilitó no caer en la desesperanza, formarnos con una mirada real sobre quiénes somos y qué podemos hacer por nuestro país, como habitantes, pero principalmente como profesionales al servicio de nuestro pueblo.
No fueron hechos casuales, más bien causales los de Tucumán en 1966, cuando Pichon-Rivière llegó a Tucumán junto a Ana Quiroga que es una de sus principales continuadoras. Los planteos de Pichon-Rivière, su convicción y la posibilidad de comprender mejor lo que nos pasaba hizo que lo tomáramos como un maestro que con su teoría daba cuenta de que todos éramos los afectados por la crisis del cierre de los ingenios, por ejemplo. El grupo numeroso que se acercó a sus enseñanzas no era sólo de estudiantes de psicología o jóvenes recién egresados. Empresarios, docentes de distintas carreras, profesionales, pugnaban por adquirir mejores conocimientos a través de una psicología que se mostraba cercana a lo que vivíamos y nos devolvía algunas certezas frente a lo difícil de ese período.
Claro que hubo un antes y después de ese período tremendo para el conjunto de la población tucumana y del país. El éxodo masivo, más de 200.000 tucumanos partieron en busca de trabajo… pueblos muertos sin vida económica ni social. El ‘66 marcó la vida de todos, hasta este presente plagado de crisis, pero para ese grupo inicial vivirlo, comprenderlo, y actuar dentro de esa realidad dolorosa nos posibilitó no caer en la desesperanza, formarnos con una mirada real sobre quiénes somos y qué podemos hacer por nuestro país, como habitantes, pero principalmente como profesionales al servicio de nuestro pueblo.
En el actual contexto de pandemia, me parece que la Psicología Social tiene mucho para analizar y decir en este sentido, en cuando a las actitudes de las personas.
En este tiempo que comenzó con todos nosotros imbuidos de varias crisis: económica, educativa, de salud, que venía con años previos de abandono de la mayoría de la población, la psicología social, como toda disciplina social, está frente a un desafío. Reconocernos activos y capaces para afrontar los efectos que va provocando la pandemia en todos y cada uno estemos en el sector social que sea, tengamos o no horizontes claros. Con el concepto de adaptación activa a la realidad, como criterio de salud, nuestra disciplina psicológica resulta operativa para ayudar a abordar los efectos de la crisis y el trauma social que trae aparejada la pandemia, para muchos de los sujetos que sufren una disrupción en su cotidianidad. La psicología social parte de que sólo en relación con otros y apelando a la solidaridad y el protagonismo colectivo se puede afrontar esta situación y reparar las consecuencias en la subjetividad que producen estos padecimientos.