Estudiantes de arquitectura son finalistas en una competencia internacional

La Universidad Pública es una de las banderas que llena de orgullo a nuestro país, y por supuesto que la UNT no estaría alejada de esa realidad. En especial con la historia más recientes de seis egresados de la Facultad de Arquitectura, que alcanzaron la instancia final en la competencia internacional de los premios Inspirelli. Se trata de Santiago Tadeo Abate, Bernardo López González, Maria Isolda Elias, Luisina Sant Siles, Matias Mansilla y David Barrera.

Cabe destacar que los premios cuentan con una sede en República Checa, y se ha convertido en una plataforma donde poder compartir experiencias académicas e innovaciones del mundo de la arquitectura con generaciones de estudiantes de distintos países participantes. Tiene como propósito colaborar solidariamente con las nuevas generaciones de arquitectos para que inicien su carrera profesional en un marco de colaboración activa, ya que sostiene los vínculos construidos con los ganadores de las distintas categorías en nuevos desafíos proyectuales.
Al respecto, Santiago Abate comentó cómo inició su experiencia "Nuestro proyecto se trata de un nuevo turístico sobre la aerosilla del Cadillal. Consiste en un hotel y un restaurante con una red de miradores, que es lo importante de este punto donde está inserto, ya que tiene un contexto visual muy interesante y que hace que el proyecto sea de una calidad arquitectónica distintiva y que sea un represento, un icono para Tucumán como proyecto. También nuestro trabajo fue seleccionado en los premios Clarín el año pasado, que engloba también a la Sociedad Central de Arquitectos. Me siento muy orgulloso, porque más allá de que sea un grado de finalista aún, ya es un premio para nosotros estar reconocidos internacionalmente. Como estudiante de la Universidad Nacional de Tucumán les diría a los más jóvenes que sueñen lo más alto posible y que siempre estas oportunidades están". 


Por su parte, Luisina Sant Siles habló de su propuesta para el certamen: "Nosotras elegimos que es Cevil Redondo, lo tomamos como un punto estratégico por donde se ubica y también estudiando el lugar, que es una zona como muy degradada y que no está diseñada urbanísticamente. Partimos de todo un proyecto urbano para organizar el área y teniendo en cuenta que eso sigue creciendo y que eventualmente va a pasar a ser un municipio, porque actualmente es una comuna rural. Planteamos un centro cívico. Nuestra premisa fue el diseño, que nos basamos en estudiar todo el entorno del terreno que habíamos elegido y en base a eso elegir una morfología que se adapte, que no contraste tanto, que a su vez sí genera cierto contraste. También la materialidad, utilizando el ladrillo como monomaterial. Fueron muchos desafíos, también en lo que es estructura, porque teníamos unos volúmenes muy grandes, había que ver cómo se sostenían. Fue bastante arduo el trabajo, pero lo pudimos resolver y estamos muy felices de haber llegado a esta instancia." 

Más adelante, María Isolda explicó cómo inició su paso por el taller Combes "Teníamos varios docentes, entre ellos Patricia Rodríguez Anido, Ramón Paliza, Beatriz Coronel y Pippo Tenure. Así que fue un proceso acompañado durante toda la carrera. A lo largo del proceso, que se fue desarrollando y creciendo, y empezando a tomar forma el proyecto, cuando llegamos a nuestra entrega final, los docentes nos decían que nos invitaban a que nos presentemos en concurso. Es algo que el taller por lo general siempre nos incentivaba a presentarnos y animarnos a mostrar lo que hacemos. Entonces, este año, apenas abrió el concurso, empezamos a armar toda la información para presentar. Algo que se tiene que tener en cuenta, al ser un concurso internacional, habría que presentarnos en inglés. Entonces fue como traspasar toda la información en inglés, hacer como un resumen, una síntesis, y empezar a subir. Me parece importante contar que no es la primera vez que la facultad clasifica. Los años anteriores vienen clasificando, incluso recibiendo menciones. Así que es súper interesante que se dé a conocer y se sepa el nivel y las instancias que alcanzamos desde la UNT". 



Finalmente, la dupla de David Barrera y Matías Mansilla, ambos de la ciudad de Monteros remarcaron su felicidad ante la oportunidad de revalorizar el lugar donde nacieron. “Nosotros nos recibimos en junio con ese proyecto y el mismo lo mandamos al concurso. Queríamos revalorizar nuestro lugar. Se basa principalmente en un centro cultural, estudiamos lo que es la ciudad, las necesidades, y lo basamos principalmente en un elemento que queremos utilizar como potencial, que es el arroyo Tejar. Y a partir de ahí fuimos estudiando la historia, todo lo que necesitaba, y lo aplicamos directamente en la ciudad de Monteros. Haber quedado entre 40 proyectos es muchísimo más, primero como una sensación de sorpresa y obviamente alegría. Somos tres representantes de la UNT, cinco de Latinoamérica, entonces nos da mucho orgullo y sobre todo basándonos en que la idea parte de nuestra ciudad, nuestro lugar, y hecho en la UNT". 




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