por Daniela Orlandi
El centro de interpretación Los Corrales está cada vez más cerca de su inauguración y está emplazado en el inmueble donde funcionaba la escuela N° 342 en la quebrada de Los Corrales, ubicado hacia el oeste de la provincia de Tucumán. El lugar, conocido con el nombre de El Infiernillo, está a casi 3 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Reúne el trabajo de un grupo de arqueólogos nucleados en el ARQAND (Grupo de Investigación en Arqueología Andina) de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT e Instituto Miguel Lillo.
El equipo de arqueólogos encabezado por los docentes de la UNT e investigadores del CONICET, Nurit Oliszewski y Jorge Martínez, encontró evidencias de que esa quebrada estuvo ocupada desde tiempos remotos. Los restos más antiguos −puntas de proyectiles y fragmentos de huesos de animales que sirvieron de alimento a las personas− corresponden a cazadores que vivieron hace unos 7800 años.
Martínez indicó a Medios UNT que “hace aproximadamente 15 años empezamos a investigar en el lugar, a intercambiar saberes con la comunidad y dimos con las ocupaciones más antiguas, tanto de Tucumán como de los Valles Calchaquíes, datadas unos 8000 años atrás. Encontramos vestigios de muros y pircas que constituían un poblado de al menos 80 casas con un diseño en forma de margarita, seguían el patrón Tafí, y estaban asociadas a unas 500 hectáreas de campo cultivado en terrazas en las laderas de la montaña”.
Réplicas y turismo arqueológico
El docente de la UNT detalló la diferencia entre un centro de interpretación y un museo, porque el primero cuenta con réplica de las piezas (las originales son cuidadosamente guardadas para su estudio y conservación) y otros elementos como fotos y videos que narran una historia o hacen referencia la temática del lugar. A diferencia del museo dónde pueden exhibirse las piezas originales emplazadas en el lugar junto a otras informaciones.
Los visitantes del centro de interpretación tendrán la posibilidad de hacer turismo arqueológico en un sitio muy cercano, la Cueva de los Corrales 1, que está a un km de distancia del lugar. Martínez indicó: “esta cueva da testimonio de ocupaciones de hace 3 mil años por medio de semillas de quínoa, maíz, marlo y restos de poroto y de zapallo que se encontraron. El piso es una roca de base, hay morteros comunitarios y relleno de sedimento dónde se observan los estratos de tierra”.
El arqueólogo indicó que Los Corrales es un lugar ideal para la conservación de material orgánico por el frío extremo y la sequedad que dan como resultado un microclima particular. “Entonces un hueso, una fibra animal, pelos y semillas, por ejemplo, se conserven íntegramente como si estuviesen en una cápsula del tiempo”, señaló.
El centro de interpretación Los Corrales cuenta con 80 metros cuadrados. Posee tres habitaciones (que eran aulas) y un salón grande. En 2019, cuando el grupo de investigación presentó el proyecto de creación del centro ante el ex Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECYT) con la idea de construir un nuevo edificio, pero los recursos no alcanzaron para la obra y se recicló la escuela N° 342, que ya no estaba en funcionamiento.
Convenios de cooperación
El 27 de julio se firmaron convenios de cooperación entre el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT e IML y el Ente Autárquico Tucumán Turismo (EATT). Estuvieron presentes en el centro de interpretación el presidente del CONICET, Daniel Salamone, la decana Virginia Abdala y la vicepresidenta del EATT, Inés Frías Silva. Dichos convenios tienen como objetivo desarrollar y poner en funcionamiento un parador turístico y el centro de interpretación.
El sitio ofrecerá a los visitantes información detallada sobre la historia, cultura y arqueología de la Quebrada de los Corrales. Contará con paneles interpretativos, audiovisuales, recorridos guiados y contenido elaborado por los profesionales de la UNT y el CONICET. Además, el parador brindará servicios esenciales a los turistas que transiten la Ruta 307.
La decana Virginia Abdala y la vicepresidenta del EATT firmando el convenio