Proyecto innovador de la UNT crea dispositivos personalizados para personas con discapacidad motriz

En el marco del proyecto “Tecnologías e Innovación para la Inclusión”, que se desarrolla en la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología (FACET), integrantes del mismo visitaron el centro de rehabilitación Casa Grande, donde difundieron algunos de los prototipos en los que están trabajando. El proyecto, financiado por la Unión Europea, involucra a un equipo interdisciplinario de alrededor de 20 personas y tiene como objetivo ofrecer talleres de capacitación para personas con discapacidad motriz y otros tipos de discapacidades, con el fin de aumentar sus oportunidades laborales y desarrollar nuevas habilidades.

La Lic. Pamela Martín es una de las personas involucradas en el proyecto y contó a los pacientes y personal de Casa Grande lo que están haciendo. La idea es, por un lado, perfeccionarse y generar nuevas habilidades o capacidades en ellos y, por otro, mostrarles los dispositivos de tecnología asistida que han desarrollado. “Los prototipos empezaron a implementarse este año, y hoy estamos mostrando dos en particular: un mouse asistido que facilita la comunicación para personas con parálisis o discapacidad cerebral y un escáner 3D único en la región, capaz de escanear partes del cuerpo para elaborar prótesis y órtesis personalizadas, adaptadas a las necesidades de cada usuario”, subrayó.

El objetivo es mirar la discapacidad desde una perspectiva inclusiva, buscando integrar a las personas con discapacidad en la sociedad y brindarles acceso a un nivel de tecnología que hasta ahora no estaba disponible en la provincia. “En el marco de este proyecto también estamos construyendo un laboratorio en la FACET, el cual funcionará como un centro permanente para desarrollar soluciones tecnológicas para personas con discapacidad. Este laboratorio, que quedará como un legado del proyecto, permitirá crear dispositivos y ofrecer respuestas a diversas problemáticas en el futuro”, agregó.

El Ing. Edgardo Karschti es uno de los miembros del proyecto. Su rol consistió en identificar las necesidades de comunicación de personas con discapacidad en instituciones donde encontraron limitaciones para que estas personas puedan expresarse. “Hemos puesto énfasis en el desarrollo de dispositivos asistidos que faciliten la comunicación y ayuden a las personas a interactuar en su vida cotidiana”, comentó.

El prototipo elaborado tiene un panel de control para ajustar los movimientos en el eje X (horizontal) y el eje Y (vertical), que controlan el movimiento del cursor en la pantalla. “Funciona con un giroscopio colocado en la cabeza, el cual detecta movimientos sutiles, permitiendo que una persona controle la computadora moviendo la cabeza. Cuando se detienen, se realiza un clic”, señaló.

Además del giroscopio, se mostró una parte del sistema de visión artificial en el que aún están realizando ajustes. “Unas cámaras enfocan el rostro de la persona, detectan gestos y los convierten en señales que se transforman en acciones, como encender o apagar una luz. Esto es especialmente útil para personas con discapacidades motoras que no pueden mover sus brazos o piernas, permitiéndoles ejecutar comandos mediante una sonrisa o con movimientos de boca”, detalló Karschti.

En el equipo también participa Noelia Mercado, quien es pedagoga y trabaja en el proyecto desde el principio. Destacó la importancia del trabajo interdisciplinario. “Esto comienza desde una evaluación inicial para trabajar en función de los puntos fuertes y débiles de cada usuario potencial. Ese es el verdadero secreto: entender las necesidades de las personas, de su entorno y de los facilitadores. Porque uno puede crear el dispositivo más avanzado, pero si no lo trabaja de la mano con el usuario y su entorno, simplemente queda guardado sin un uso real y sin cumplir su propósito”, consideró.

Asimismo, ponderó la colaboración con estudiantes y profesionales de distintas disciplinas y destacó el rol fundamental del Ing. Eduardo Martel, vicedecano de la FACET y director del proyecto. “Me encanta ver cómo la facultad se abre hacia el trabajo con las áreas ‘blandas’, como siempre dice el ingeniero Martel. No soy la única; en el equipo también tenemos especialistas en pedagogía, educación especial, psicología, e incluso trabajadoras sociales”, dijo.

Por último, Lucas Pedro Acosta, ingeniero mecánico y docente de la FACET, actualmente colabora en el área de diseño e impresión 3D, donde dicta cursos y brinda apoyo en el aspecto tecnológico del proyecto financiado por la Unión Europea. En diálogo con MEDIOS UNT contó que harán una demostración de cómo opera la tecnología de impresión 3D y cómo se pueden desarrollar dispositivos tecnológicos basados en manufactura asistida para personas con dificultades motrices o motoras. La idea es que puedan ver cómo trabajan y, a partir de esa demostración, que cada persona identifique la potencialidad que esta tecnología tiene para enfrentar sus desafíos específicos.

“Esto nos permite luego personalizar las soluciones según cada caso particular. Estamos empleando tecnología de vanguardia, que usualmente se utiliza en industrias de alto nivel. La intención es aplicarla en el ámbito de la medicina y la bioingeniería, y darle un enfoque solidario. Queremos que esta tecnología también beneficie a personas que no tienen los recursos económicos para acceder a dispositivos protésicos, que suelen ser costosos”, concluyó.

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