Esta semana, la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo (IML) de la Universidad Nacional de Tucumán recibe a una nueva camada de estudiantes, quienes comienzan su formación en un ámbito universitario que les resulta, en muchos casos, completamente desconocido.
La decana de la facultad, Dra. Virginia Abdala, destacó los principales desafíos que enfrenta la institución, poniendo el foco en la necesidad de aumentar la tasa de graduación y fortalecer la inserción laboral de los egresados a través de las prácticas profesionales supervisadas. Además, remarcó el compromiso de la comunidad educativa por sostener la calidad de la investigación y la docencia, a pesar del contexto económico adverso.
“Las expectativas que tenemos son los mismos desafíos: aumentar la tasa de graduación y la inserción de nuestros estudiantes en ámbitos laborales. Todo esto en un contexto de mucha presión por la falta de subsidios y los bajos salarios, pero esperamos poder atravesarlo con solvencia”, expresó la decana.
Uno de los ejes fundamentales en este comienzo de año académico es el Ciclo de Ambientación, un espacio diseñado para facilitar la transición de los ingresantes a la vida universitaria. Abdala subrayó la importancia de esta instancia, considerando que los nuevos estudiantes llegan desorientados y desconocen aspectos básicos del funcionamiento de la universidad. “Los cursillos de ambientación les permiten sentirse contenidos, conocer qué es una consulta, qué es un transparente, cuestiones que para los universitarios son cotidianas, pero que para los ingresantes son totalmente ajenas. En ese sentido, me parece que son totalmente necesarios ya que les da a los chicos y chicas mayor seguridad para desenvolverse en esos primeros meses del primer año”, remarcó.
Por su parte, la secretaria académica de la facultad, Dra. Marilén Puchulu, detalló el esquema del curso de ingreso, que se desarrolla en una modalidad híbrida. “Las dos primeras semanas son virtuales y la última es presencial. En los encuentros iniciales presentamos a las autoridades y explicamos qué es la universidad, qué son las materias y las cursadas. Vemos que muchos ingresantes todavía creen que es como el secundario, que cursarán todo juntos, y les enseñamos que cada carrera tiene sus horarios y comisiones”, indicó.
Durante estas semanas, los estudiantes participan en reuniones con docentes y alumnos avanzados, donde se les brinda información sobre los programas de estudio y el funcionamiento de cada cátedra. La última etapa, que se llevará a cabo del 24 al 28 de febrero, consiste en un recorrido presencial por las instalaciones de la facultad, que cuenta con múltiples sedes, laboratorios y espacios de estudio como el Jardín Botánico, la Reserva de Horco Molle y los museos de Arqueología y Museología.

Además, para garantizar el acompañamiento constante de los nuevos estudiantes, se ha implementado un sistema de tutorías. “Recibimos muchas consultas repetitivas sobre la inscripción, la ficha médica y otros trámites. Por eso, trabajamos con un aula virtual gestionada por el Centro de Innovación Pedagógica, donde los alumnos deben completar actividades y encuestas semanales para acreditar el curso de ingreso”, explicó Puchulu.
Si bien la acreditación del curso es obligatoria, no tiene carácter eliminatorio, lo que refuerza su rol como una herramienta de adaptación y orientación para los estudiantes.