Lucas Gutiérrez convirtió un trabajo universitario en un proyecto ganador

En el mundo de la ingeniería, hay ideas que nacen pequeñas y terminan marcando un camino. Ese es el caso de Lucas Gutiérrez, estudiante del último año de Ingeniería en Computación en la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), quien se llevó el Primer Premio en el Concurso de Proyectos Estudiantiles durante el Congreso Nacional CASE–SACE 2025 en la Universidad Nacional de San Martín.

Su proyecto, que comenzó como un trabajo práctico en su cursado se transformó en la etapa final de su carrera y en el prototipo de una propuesta que evolucionó hasta convertirlo en un “director de orquesta digital”. Lucas logró el desarrollo de un dispositivo, a través del protocolo MIDI, que envía instrucciones precisas a una computadora o sintetizador para ejecutar secuencias musicales programadas, permitiendo desde la creación de partituras digitales hasta la interpretación automatizada de complejas composiciones. “Es como decirle a la computadora: ahora toca este acorde, ahora este otro”, explicó el egresado del Gymnasium, con la misma pasión con la que relata su proceso de trabajo junto a sus tutores, los ingenieros Esteban Volentini y Martín Juárez.

“Puedo ir programando las secuencias aquí, y luego se le envía a la computadora, además también me permite por ejemplo en un programa de música, crear la partitura por ejemplo, y luego convertirlo al archivo y pasarlo directamente al dispositivo, así como conectándolo por USB como si fuera un pendrive”.

Pero la historia no termina ahí, ya que Lucas ha sumado un nuevo orgullo para su familia y la comunidad universitaria. “Ha sido una semana movidita… con mi hermano Mateo que también ganó un premio nos cruzamos en Buenos Aires, él regresaba y yo me quedaba para competir. Mi familia está feliz… y un poco loca”, comentó entre risas.

Dos hermanos, dos premios y una misma raíz: la Universidad Nacional de Tucumán

Desde un aula de la FACET hasta un congreso nacional en Buenos Aires, Lucas Gutiérrez convirtió un trabajo universitario en un proyecto innovador que lo consagró como el mejor del país. Aunque, la aventura continúo y en la semana de su triunfo coincidió otro hito familiar: su hermano Mateo Gutiérrez volvía de Filipinas tras obtener una distinción internacional en la Olimpíada de Biología.

En una coincidencia que parece sacada de una película, ambas victorias llenaron a la comunidad de orgullo y esperanza ante los desafíos que implica llevar adelante una carrera profesional. Los hermanos Gutiérrez son hoy un símbolo inspirador para Tucumán: en disciplinas tan distintas como la ingeniería y la biología, y con apenas días de diferencia, ambos alcanzaron la cima en competencias de alto nivel. Sus logros, fruto de la sagacidad, el talento y una determinación incansable, confirman que el esfuerzo sostenido rinde frutos cuando se acompaña de oportunidades reales.

La trayectoria de los jóvenes en la UNT tienen un denominador común: la educación pública. Desde la secundaria hasta la universidad, el sistema les brinda las herramientas para desarrollar su talento. Aquí tenemos el claro ejemplo de dos caminos diferentes —en una misma familia—, dos logros de alto nivel y una misma certeza: cuando el conocimiento es accesible, el potencial de las personas se multiplica y es posible transformar sueños en conquistas concretas que trascienden fronteras.

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