El CERPACU celebra 40 años de compromiso con la cultura y la comunidad

El próximo viernes 24 de octubre, el Instituto de Rescate y Revalorización del Patrimonio Cultural (CERPACU) de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) celebrará sus 40 años de vida con una gran jornada de festejos que combinará arte, música, poesía, memoria y diálogo comunitario.

“Celebramos no solo 40 años de historia, sino 40 años de trabajo colectivo, de ciencia con conciencia y de vínculo vivo con nuestras comunidades”, destacó la directora, Dra. Zulma Segura.

El encuentro se desarrollará de 15 a 20 h en el Anfiteatro 2 de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT e incluirá una amplia agenda de actividades que reflejan la esencia del instituto: la integración entre saber académico, cultura popular y compromiso social.

“Será una fiesta del pueblo, una fiesta con todos y no sobre otros. El CERPACU ha construido durante 40 años un espacio de encuentro entre la universidad y la comunidad, y eso es lo que celebramos”, expresó Segura.

El CERPACU nació en 1985, de la mano de Josefina Racedo, en el ámbito de la Secretaría de Extensión de la UNT, en un país que comenzaba a reconstruirse tras los años oscuros de la dictadura.
Su propósito fue —y continúa siendo— rescatar y revalorizar las voces, memorias, saberes y haceres de los pueblos y comunidades que conforman la identidad regional: “Fundar el CERPACU en 1985, luego de los años de silencio instaurados por la dictadura cívico-militar, fue un gran desafío para su fundadora, Josefina Racedo”, recordó Segura.

Inicialmente, el programa funcionó en el Centro Cultural Virla y, en 2001, bajo la conducción de Racedo, Isabel Requejo y María Stella Taboada, se consolidó como Instituto CERPACU, dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras. Desde entonces sostiene su lema: “Aprender para devolver el conocimiento enriquecido al pueblo”.

El paso a instituto permitió articular aportes de distintas áreas —como Lingüística Social, Psicología Social y Antropología—, fortaleciendo una perspectiva crítica sobre el patrimonio cultural, la identidad, la memoria y la educación: “El CERPACU siempre entendió la investigación como una práctica social, comprometida científica e ideológicamente. Pensamos al sujeto como ser de necesidades que se satisfacen socialmente, y al conocimiento como una construcción colectiva”, explicó Segura.

Entre los hitos más significativos, Segura destaca el trabajo de más de una década con la comunidad de El Mollar, que permitió el traslado definitivo de los menhires del Valle de Tafí, una tarea de rescate y recuperación de referentes identitarios de una cultura ancestral.

También sobresale el registro y censo de músicos y copleros de los Valles Calchaquíes, pionero en la preservación del patrimonio oral campesino, y la tarea docente con materias como Identidad Cultural, Lenguaje y Educación y Alfabetización Inicial, esta última impulsada por Silvana Medina, en articulación con programas provinciales y experiencias comunitarias.

“Nuestro lema no es solo una frase: es una práctica constante. Nunca fuimos a buscar ‘informantes clave’, sino sujetos sociales. No hablamos por quienes no tienen voz; las voces de la comunidad forman parte de nuestras autorías científicas”, enfatizó la directora.

El instituto trabajó junto a comunidades como Casas Viejas, La Angostura y Chuschagasta, promoviendo investigaciones colaborativas y respetuosas, donde el conocimiento se construye con y desde los territorios.

El diálogo con los pueblos originarios ha sido un eje constante: “Desde el traslado de los menhires hasta los proyectos actuales sobre salud mental en pueblos originarios, el trabajo con las comunidades ha sido ininterrumpido”, señaló Segura.

Actualmente se desarrollan proyectos PIUNT en Quilmes, Amaicha y el Valle de Tafí, coordinados por Mirta Costas y Natalia Quiroga.
Además, el CERPACU impulsa líneas de investigación sobre patrimonio cultural junto al municipio de Trancas, revalorizando la figura de Lola Mora y estudios sobre las randeras del Cercado, coordinados por Lucila Galíndez.

“El CERPACU es un espacio muy respetado dentro de la Facultad. Contamos con libertad académica, aval institucional y un equipo interdisciplinario comprometido”, afirmó Segura.
“Defendemos una universidad pública, gratuita y de calidad, en diálogo permanente con el pueblo”.

El aniversario número 40 no solo celebra una trayectoria, sino la continuidad de un proyecto de universidad comprometida con su pueblo, la diversidad cultural y la construcción colectiva del conocimiento: “El CERPACU es una fiesta con todos y no sobre otros. Esa ha sido, y seguirá siendo, nuestra manera de entender la cultura y la universidad pública”, concluyó la directora.

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