La Arq. Susana Montenegro, directora del Programa Universitario de Extensión y Desarrollo Social (PUEDeS–UNT), reflexiona sobre el protagonismo estudiantil y la misión social de la universidad pública a través de los diversos espacios que convergen en la UNT.
“Formar profesionales con compromiso social es el sentido profundo de nuestra tarea. Reunirlos en un espacio propio tiene un valor simbólico enorme, porque reconoce su lugar central dentro de la Comunidad de Práctica en Extensión Universitaria”.
Desde esta mirada, la extensión deja de ser una actividad complementaria para convertirse en un camino de aprendizaje y transformación colectiva, donde la experiencia y el trabajo en territorio son parte esencial de la formación universitaria.
En este marco se llevo adelante el Ateneo 2 “Extensión Universitaria: miradas desde y hacia la práctica” bajo la coordinación de las docentes invitadas Arq. Patricia Herrero y Lic. Andrea Almada que aportaron perspectivas y profundizaron el sentido humano del trabajo extensionista. Herrero destacó la misión social de la universidad pública y la importancia del diálogo con las comunidades, mientras que Almada, desde el enfoque gestáltico, propuso vivenciar la comunicación auténtica, la escucha activa y la empatía.
“Ambas lograron que los estudiantes conectaran con uno de los aspectos más humanos y transformadores de su tarea en territorio”, señaló Montenegro.
Estas experiencias permitieron que los participantes redescubrieran la extensión como un espacio de vínculo genuino, donde se aprende tanto de las comunidades como de los propios compañeros.
Ateneos: aprender desde y hacia la práctica
Este espacio invita a mirar la extensión “desde la práctica”, reconociendo el valor del hacer cotidiano, y “hacia la práctica”, reflexionando sobre la experiencia para mejorarla. Ese doble movimiento acción y reflexión transforma las intervenciones territoriales en conocimiento institucional. El resultado concreto fue la elaboración del documento colaborativo titulado: “Recomendaciones para la participación real de actores comunitarios”, una síntesis de buenas prácticas construida colectivamente por los propios directores y co-directores de proyectos.
“Este tipo de producciones colectivas fortalecen la idea de que la extensión no es una suma de acciones dispersas, sino un proceso de aprendizaje compartido”, expresó Montenegro.


Una comunidad extensionista que se consolida
Tanto los Encuentros de Estudiantes como los Ateneos y las reuniones de directores conforman los pilares de una Comunidad de Práctica en Extensión Universitaria dentro de la UNT. En estos espacios, docentes, estudiantes y personal Nodocente dialogan y se enriquecen mutuamente, dando vida a una red horizontal que impulsa la mejora continua.
“Ese intercambio entre pares permite que la extensión se consolide como un proceso institucional, donde la práctica es fuente de innovación y crecimiento para toda la universidad.”
Desde el PUEDeS, dependiente de la Secretaría de Extensión Universitaria, se trabaja para fortalecer la función social de la UNT, en consonancia con el Plan Estratégico Institucional 2021–2030.
Montenegro destacó dos proyectos clave: “Comunidad de Práctica en Extensión” y el “Sistema de Información Territorial (SIT)” www.untsit.com, que buscan convertir cada experiencia extensionista en conocimiento útil para la gestión institucional.
“Nuestra expectativa es seguir generando espacios de visibilización, reflexión y mejora continua, donde docentes, estudiantes, nodocentes y comunidades construyamos juntos una universidad más participativa, transformadora y en diálogo permanente con la sociedad”, concluyó.

