La Escuela de Bellas Artes celebró su acto de colación y reafirmó el espíritu universitario

El cierre de un ciclo lectivo marcó la vida de los estudiantes que hoy se convirtieron en graduados de la Escuela de Bellas Artes. En un acto cargado de emoción y compromiso con la educación pública, la comunidad de la UNT celebró la apertura de nuevos caminos para más de cincuenta egresados del Profesorado en Artes Visuales y de los bachilleratos con especialización en artes y técnico artístico.

El director de la institución, Jorge Gutiérrez, destacó la trascendencia del acto para la vida académica
“Es un momento absolutamente trascendental para cualquier institución educativa. La colación de grado es un símbolo de compromiso, esfuerzo y esperanza. Contamos con más de 50 nuevos profesores en artes visuales y una enorme cantidad de estudiantes formados para transformar el mundo desde una mirada artística”.

El Prof. Gutiérrez también reflexionó sobre el contexto desafiante que atraviesa la educación y la cultura a nivel nacional “Estamos transitando uno de los momentos más difíciles. No solo la cultura y la educación se ven afectadas, también la salud y la ciencia están vulnerabilizadas. Nuestros estudiantes, con su formación, tienen el desafío de volver a la comunidad y generar proyectos que reivindiquen no solo a la Escuela de Artes y a la UNT, sino a la educación pública en su conjunto. Este acto es un acto de esperanza, y mis motivos para la esperanza son nuestros egresados”.

Voces que construyen identidad

Durante la ceremonia, los estudiantes que se despiden de la institución compartieron palabras que reflejan el sentido de pertenencia, el compromiso artístico y el valor de la formación pública.

Ángeles Araoz, escolta de la bandera institucional, expresó “Lo que más me gusta de la Escuela es la amplia mirada crítica que abarca sobre el arte y la educación. Nos brinda criterio y perspectiva para los pasos que vienen”.

Leonardo Gabriel Carrizo, estudiante de 6° B, destacó el rol humano y pedagógico del plantel docente:
“Es una escuela con enorme contención. Los profesores nos dan un espacio de expresión sin represiones. Creamos una mirada para encarar el mundo desde el arte, logrando un sentido de pertenencia que nos queda para toda la vida”.

Martina Molina, abanderada, compartió una visión emocional del recorrido transitado: “Para mí la Escuela es una familia. Pasamos muchas horas juntos, entre talleres y proyectos que nos unen y nos enseñan a salir adelante”.

Ignacio Prados, estudiante del ciclo superior, reflexionó sobre su crecimiento durante el año:
“Aprendí muchísimo de los profesores. Me llevo la unidad que construimos como curso y el sentido de pertenencia que surge al crear proyectos juntos”.

De esta manera, el acto de colación de la Escuela de Bellas Artes reafirmó, una vez más, el valor de la creación, el pensamiento crítico y el compromiso con la comunidad. La Universidad Nacional de Tucumán celebra a sus nuevos egresados y renueva su convicción en el arte como motor de transformación social.

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