Por Daniela Orlandi
Larisa y María Rosa desarrollan disciplinas muy diferentes, pero comparten una visión similar sobre la importancia de fomentar la participación de las mujeres en la ciencia. La primera, trabaja vehementemente en el reconocimiento de los derechos de las mujeres a través de investigaciones y de proyectos de voluntariado en la Facultad de Derecho. La segunda, pertenece a la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia y analiza bacterias lácticas capaces de mejorar la calidad de los vinos tintos locales.
Larisa Moris es abogada y especialista en Educación y Derechos Humanos y está finalizando una Maestría en Género y Política. Considera fundamental derribar los estereotipos de género, que “están muy presentes en la educación en todos los niveles: las chicas se dedican a tal cosa y los chicos a esta otra. Hay poco fomento a la formación científica de las niñas. La publicidad en los medios es sexista y muchas familias también lo son”, considera.
La abogada e investigadora cuenta: “a las mujeres nos cuesta mucho investigar. No se suele contemplar que las mujeres, muchas veces, somos jefas de familias monoparentales. Estamos a cargo del cuidado de los hijos y tenemos que cumplir igual que aquellos que no tienen carga de familia”. La especialista en derechos humanos considera que, con frecuencia, los temas de investigación en ciencia no abordan las cuestiones de género ni de diversidad. “A escala mundial, las científicas mujeres somos minoría respecto a los hombres. A nivel local, si bien somos mayoría, no lo somos en los cargos jerárquicos ni de mayor retribución y esas cuestiones se deben mejorar”, cuestiona.
Larisa considera que el Estado debería contemplar políticas públicas en beneficio de las mujeres. Por ejemplo, uno de sus temas de investigación es el transporte público de pasajeros y las mujeres, que en ocasiones sufren acoso cuando los colectivos están atestados. Considera que debería ponerse mayor frecuencia de colectivos, en horarios escolar y laboral para que las mujeres no corran ese peligro. Otro de sus temas de estudio es la educación sexual integral en distintos segmentos sociales, “que abarca mucho más que los métodos anticonceptivos”, agrega.
María Rosa Morales es biotecnóloga y está terminando un Doctorado en Bioquímica. Sostiene: “tenemos las mismas capacidades que los hombres para hacer ciencia, pero somos menos reconocidas. En esta profesión se estudia, se trabaja duro y hay que ser muy apasionado para lograr la meta”.
Morales afirma que las mujeres científicas tienen mucho menos visibilidad que los hombres. “Si le preguntas a cualquier persona que te nombre una científica conocida, la mayoría te dirá Marie Curie y ahí se acaba la lista, siendo que hubo y hay grandes mujeres en la ciencia. A diferencia, si preguntas por un científico hombre reconocido, la mayoría de las personas te podrá dar varios nombres”, ejemplifica.
La doctoranda comentó que la brecha entre hombres y mujeres se nota en los cargos altos de investigación. “No existe la noción de que podemos llegar a los lugares de mando. Los institutos de investigación, en su gran mayoría, están dirigidos por hombres”, comenta.
Agrega que vio a compañeras con hijos estar en desventaja a la hora de trabajar porque no se contemplan esas situaciones. “Deberían aplicarse políticas para que las científicas y madres no se retrasen, como crear guarderías en los lugares de trabajo”, aporta.
Morales cita ejemplos de machismo muy arraigados en la sociedad. “Fue una revolución que, en 2020, el premio Nobel de Química sea para mujeres, nadie podía creer que en esa disciplina ganen científicas. O en el doctorado, las mismas mujeres de cargos jerárquicos te dicen que no te embaraces porque te retrasa todo y te complica”.
Ambas investigadoras reconocen que hubo grandes avances en el rol de las mujeres en la ciencia en los últimos años, pero señalan que quedan muchas cosas por hacer para romper el conocido “techo de cristal”. Consideran que la posición de las mujeres en la ciencia debe seguir debatiéndose para tomar conciencia y para lograr, en un futuro cercano, la deseada paridad de género en el ámbito científico.