“Trato de aplicar mis conocimientos para capacitar a mis compañeros”

El Parque Sierra de San Javier está de festejo: este lunes 10 de agosto de 2020, cumple 47 años. Por eso, desde Medios UNT dialogamos con algunos de los profesionales y técnicos que despliegan distintas tareas en el bosque de yungas que pertenece a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Se trata del Guardaparques y Licenciado en Gestión Universitaria, Eduardo Juárez, quien nos cuenta su experiencia de vida en el Parque de la UNT.

¿Dónde naciste y cómo fue tu llegada al Parque y qué tareas comenzaste a realizar?
En el año 1991, me incorporé al grupo de “Los Protectores Voluntarios del Parque Sierra de San Javier”, una ONG que colaboraba con el Parque; estuve trabajando con ellos hasta el año 1998. En ese momento, el entonces Coordinador del Área Protegida, Ing. Julio Santillán me ofreció la posibilidad de ingresar al Parque, y comencé a trabajar el 1° de enero de 1999. En ese momento trabajaba en forma independiente como Técnico Mecánico Electricista, recibido en el Instituto Técnico (UNT), año 1975, y estaba soltero. Mis funciones comenzaron como Guardaparque de Apoyo, con 14 hs. de trabajo, o sea para refuerzo los fines de semana con 7 hs. cada día, y la tarea era control y protección. Mi lugar de trabajo era el Sendero de Velárdez, hasta la cumbre del Taficillo.

¿En qué se encontraba el Parque en esos momentos?
En esa época el trabajo era más tranquilo que actualmente, y había menos guardaparques; teníamos un solo vehículo: una camioneta modelo 1985. En esos momentos no había tanta inseguridad como ahora y podíamos realizar nuestras tareas en solitario; tampoco existía tanta presión antrópica sobre el área protegida. Teníamos lugares turísticos en donde se cobraba un ingreso, que era manejado por los mismos guardaparques.

¿Vive con su familia dentro del Parque Sierra de San Javier, y qué tareas desarrolla?  
Estoy casado desde (2018) y no tengo hijos. Tampoco vivo en el Parque, ya que tengo mi residencia en la Capital. Las tareas que desarrollo hoy (obviando la cuarentena, puesto que no estoy trabajando ya tengo más de 65 años) son las comunes a los guardaparques: manejo de vehículos, limpieza de senderos, reparación de alambrados, lucha contra incendios forestales, operativos contra tramperos y cazadores y tareas de concientización en las escuelas que están en los entornos del Parque. Y también colaboramos con las reforestaciones que se hacen en distintos lugares, a la vez que verificamos que no haya usurpadores en la propiedad universitaria.

¿Tiene un significado especial ser el de mayor antigüedad entre los Guardaparques que trabajan en el Parque: responsabilidad, compromiso, ayudar a los más jóvenes?
El hecho de ser el guardaparque de mayor edad (obviando que mis compañeros me tratan de “viejo”), algunas veces soy motivo de consulta para algunas situaciones. Soy el único guardaparque que se recibió de Licenciado en Gestión Universitaria, y trato de aplicar mis conocimientos para enseñar y capacitar a mis compañeros en distintas áreas.

Una reflexión final sobre el Parque: el presente y futuro que avizora.
En todos estos años de trabajo en el Área Protegida veo que ha progresado el funcionamiento. En este momento somos 13 guardaparques para las tareas diarias, pero no alcanzamos a cubrir las necesidades del área, puesto que actualmente la presión sobre el Parque es muchísimo mayor que hace 20 años: visitantes, bikers, enduristas, tramperos, trekkineros, cazadores, extractores de leña, usurpadores, etc. Es cierto que contamos con la colaboración de pasantes que nos ayudan en momentos pico, como así también la protección que nos brinda la Policía de Tucumán, a través de sus efectivos, y Gendarmería. El personal del Área de Guardaparques, día a día se va superando en sus capacitaciones haciendo cursos en cuestión de incendios forestales, rescate de personas y de otra índole. Tengo la certeza de que, a partir de este año, no obstante el momento que estamos viviendo, comenzará una nueva etapa en el funcionamiento del Parque, que hará que el mismo alcance niveles de producción y de importancia y que esté a tono con la altura de la Universidad de la cual dependemos. 




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