Buscan recuperar nuestro ganado ancestral

Por Claudia Nicolini (LA GACETA)

Tanto hemos oído sobre el queso de cabra de Tafí del Valle, el chivito santiagueño y el cordero patagónico, que quizás cueste recordar (o “descubrir”) que antes de la llegada de los europeos en este suelo no había cabras ni ovejas (vacas, tampoco). 

Nuestros proveedores de lana eran camélidos: guanacos, vicuñas, llamas y alpacas. Las llamas, que son guanacos domesticados (lo propio pasa con las vicuñas: domesticadas son las alpacas), eran claves en la vida de los pueblos originarios: proveían carne y fibras para tejer, y eran “el” medio de transporte: en tiempos de los incas cruzaban el Tahuantinsuyo desde Mendoza hasta Ecuador. Pero llegaron los españoles, y con ellos, otra cultura: desde la pólvora (clave en la conquista) hasta los hábitos alimentarios, lo que implicó la introducción de animales foráneos. 

Así comienza la nota periodística que publica el diario La Gaceta (Tucumán), donde hace referencia a los trabajos de investigación que, en este sentido, se llevan adelante en la UNT.



CUANDO ERA POSIBLE REUNIRSE. Desde la izquierda Martín, Renato y Silvana; los acompañaban dos becarias. (Foto LA GACETA).

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