Egresó de la UNT y ahora fabrica potentes satélites

Por Daniela Orlandi

Hugo Rodríguez nació en Aguilares y estudió la primaria en esa ciudad. Siguió su educación media en la Enet 1 de Concepción y luego se graduó de ingeniero en computación en la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la UNT.

Es uno de los argentinos que ayudó a desarrollar dos satélites de observación terrestre, el Saocom 1 A y el 1 B. Está a cargo de las comunicaciones desde el centro espacial hasta las estaciones terrenas, del funcionamiento del centro de datos, de los servidores, de las computadoras, de los sistemas y de la telefonía. 

Trabaja para la empresa de Vehículos Espaciales de Nueva Generación (VENG) en el Centro Espacial Teófilo Tabanera (CETT), en Falda del Cañete (Córdoba). El CETT pertenece a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales. La semana pasada finalizaron las pruebas y ensayos del Saocom 1 B, que será enviado en los próximo días a Estados Unidos para su lanzamiento al espacio en marzo de 2020.
¿Hace cuánto estás en el proyecto Saocom?
Desde 2015. El puesto era para Capital Federal en la sede de la CONAE como responsable/coordinador de Information Technology. Fue todo un desafío, de Aguilares a la capital… Cuando me ofrecieron ingresar a la CONAE hablé con Juampi, mi hijo que entonces tenía 6 años, y le dije que unos amigos necesitaban que les ayudara a armar un satélite… que todos los meses iba a volver a verlo…  Solo cuando me dijo que si partí a Buenos Aires.
Contanos a cerca del Saocom
El Saocom es el satélite más grande y complejo jamás construido en Argentina, se hizo en colaboración con la Agencia Espacial Italiana. Es un satélite de órbita baja con fines científicos, tiene un instrumento que es un radar de apertura sintética, con el cuál se generan imágenes con una resolución espacial de entre 10 y 100 metros, con diferentes ángulos de observación. El instrumento está formado por siete paneles que una vez desplegados en el espacio forman una superficie de 35 mts
La gran diferencia con un satélite con instrumento óptico es que no necesita de la luz, la imagen podrá atravesar una tormenta, humo e incluso, penetrar el terreno en centímetros.



Una vez en el espacio, la antena radar del satélite emitirá hacia la Tierra pulsos en microondas que interactuarán con los elementos de la superficie. Esos pulsos volverán a la antena y brindarán información de los elementos presentes en la tierra (hielo, vegetación, suelo, agua, edificios, barcos). Allí el satélite recibirá esos pulsos y generará paquetes de datos que enviará al Centro de Control de la Misión.
El satélite, de 3 toneladas de peso, está específicamente diseñado para que pueda servir a la agricultura y a la hidrología, pero también, por ejemplo, permitirá la generación de modelos digitales de elevación del suelo, modelos hidrológicos, para generar pronósticos de inundaciones o sequías, entre otras muchas aplicaciones.
¿Qué se hizo del satélite en Argentina y qué se importó?
Tanto el SAOCOM 1A como 1B se hicieron íntegramente en nuestro país, sólo se importaron componentes muy específicos, como baterías, conversores y otros componentes electrónicos diseñados para ser usados en el espacio y soportar extremas variaciones de temperatura.
¿Por qué es importante para un país tener la tecnología para hacer un satélite?
SAOCOM es uno de los mayores hitos tecnológicos de la historia argentina. Poder invertir y disponer de las capacidades para desarrollar una misión completa de Radar de Apertura Sintética (SAR), destaca a la Argentina no solo en la región sino también en el mundo entero. Al igual que con los satélites geoestacionarios de comunicaciones, Argentina integra un reducido grupo de países que dominan esta tecnología. Desarrollar tecnología en cualquier campo, no solo en el espacial, es lo que nos va a permitir hacer la diferencia como país, en la región y en el mundo.
¿Por qué desarrollaron dos satélites idénticos?
Porque permiten reducir a la mitad el tiempo de respuesta y duplicar la producción de imágenes
¿Cómo te sirvió estudiar en la UNT?
Estudiar en la UNT fue una experiencia única, no sólo por la formación que recibí, sino también por la calidad y el compromiso de sus docentes y ayudantes prácticos. Había ocasiones que a los más "duros" nos llamaban en horarios fuera de sus horas cátedra para repasar los temas que no entendíamos. Eso es difícil de olvidar… Ser estudiante de la UNT también me permitió ingresar a mi primer trabajo en Minera Alumbrera Ltd. como pasante, cuando me quedaba por rendir solo la tesis. Siempre voy a sentirme en deuda con la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología, ojalá pueda devolverle de alguna forma todo esto que recibí.
¿Qué le dirías a los chicos que están en el secundario, que aún no saben qué carrera seguir?
Les diría que se jueguen por una carrera que los desafíe, que los motive, que no se queden con lo fácil. Todo es posible, no permitan que alguien los convenza de lo contrario.  Además, convoco a las mujeres a seguir ingenierías, cada vez hay más en el campo de la tecnología y en posiciones de liderazgo. Eso si, tal vez sea necesario abandonar el “pago o la querencia” (como dice la zamba) para poder realizarse profesionalmente, pero siempre se vuelve…

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