Por Daniela Orlandi
“Tecnologías e innovación para la inclusión” es el nombre de un proyecto generado en la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología (FACET) que cuenta con subvención parcial de la Unión Europea. La iniciativa busca vincular a la Universidad con sectores considerados vulnerables en la sociedad, como el de los discapacitados. Los investigadores tucumanos desarrollan dispositivos tecnológicos para mejorar la calidad de vida de este sector social y, además, les enseñan el uso de nuevas herramientas tecnológicas.
El director del proyecto y vicedecano de la FACET, Eduardo Martel, señaló que buscan desarrollar “tecnologías asistivas” para discapacitados, ya sea en el campo de la neurología o de la mecánica. “Queremos generar prótesis inteligentes que no sólo cumplan las necesidades estándares de las prótesis (dispositivo artificial que reemplaza un miembro) y ortesis (apoyo externo para mejorar la funcionalidad de un miembro). Buscamos que nuestros diseños ayuden a la rehabilitación y a mejorar la calidad de vida de esas personas”, puntualizó.
Fernando Farfán, Eduardo Freyre, Lucas Acosta y Eduardo Martel
Martel explicó que el proyecto tiene un aspecto muy novedoso que consiste en brindar capacitación y formación a las personas con discapacidad para que mejoren sus posibilidades de empleabilidad. También tiene como objetivo que esas personas puedan desarrollar o mejorar los dispositivos tecnológicos que ellos mismo usan, como ser sillas de rueda. “Creemos que como Universidad debemos aportar a una verdadera inserción de las personas con discapacidad y en eso, la formación, resulta fundamental para mejorar las posibilidades de conseguir empleo”, comentó.
Los cursos que dictaron en el marco del proyecto son: ofimática, diseño e impresión 3 D, diseño asistido con computadoras y programación desenchufada y estuvieron destinados a personas discapacitadas. Y el proyecto continúa con otra larga lista de capacitaciones prevista para los próximos meses.
“Que nuestra investigación vuelva a la sociedad”
Martel señaló que el proyecto “Tecnologías e innovación para la inclusión social” surge porque desde la Universidad buscan no solo el desarrollo del conocimiento y la formación de profesionales. "Queremos que lo que investigamos y producimos se vuelque en el mercado productivo y en la sociedad. Con esta iniciativa buscamos mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad”, detalló.
Santiago Salinas, docente del taller de mecánica en el proyecto de Inclusión
Visitas a un centro de rehabilitación
Los investigadores que integran el proyecto realizaron visitas a la Asociación ALPI con sede en Tucumán. Es un centro de rehabilitación neuromotriz, donde asisten personas con distintas patologías como parálisis cerebral y otros problemas neuronales. Los integrantes del equipo manifestaron que ensayan sistemas de comunicación alternativos, de acuerdo a las posibilidades de cada chico.
Martel precisó que los sensores pueden resultar poco confortables adheridos al cuerpo de un chico para captar su respuesta a un estímulo determinado. Agregó que, por ese motivo, buscan captar los movimientos y ayudar a la comunicación, utilizando un programa informático que se ejecute desde la pantalla de un teléfono o de una computadora y que sea capaz de captar e interpretar esos gestos.
"En la universidad puedo hacer realidad mis sueños"
Santiago Salinas se siente mecánico de vehículos desde que nació, no porque haya reparado autos siendo niño sino por la vocación innata de arreglar las cosas e intentar que funcionen bien. “Siento que nací mecánico, después estudié mecánica y hace 23 años tuve un percance que me dejó esta discapacidad (en silla de ruedas)”. Confesó que antes del accidente nunca había pensado cómo era ser discapacitado, hasta que le tocó… “Manejaba mi auto y pensaba que los semáforos venían con los discapacitados incluidos, no sabía de toda la complejidad que acarrea tener una discapacidad”, reflexionó.
Santiago integra el proyecto “Tecnologías e innovación para la inclusión” de la FACET. Cuando se enteró de la iniciativa que buscaba incluir a personas discapacitadas, inmediatamente quiso formar parte. Empezó a dar talleres de mecánica para alumnos con discapacidad visual y motriz. También les enseña a las personas que usan sillas de rueda cómo adaptarlas y volverlas más manejables, más pequeñas y trasladables. Está convencido de que es fundamental buscar la autonomía en las personas con discapacidad, si su condición lo permite. “Derribamos esa tradición de pedir que nos compren sillas cuando se rompen, porque podemos repararlas muy bien”, agregó.
Salinas cree que la gente de afuera “le tiene miedo a la Universidad porque cree que es sólo para algunos privilegiados", sostiene. Y agregó: "será porque mis papás era docentes universitarios pero siempre me sentí muy ligado a la UNT y, cuando se dio la posibilidad de dictar talleres, me cambió la vida para bien”. El docente de mecánica señaló que tiene muchas ideas para mejorar la calidad de vida de las personas con movilidad reducida pero que a veces no sabe cómo ejecutarlas. “En la Universidad te encontrás con cada cerebro que aquí puedo hacer realidad mis sueños”, opinó.