Un hito que marca un legado de excelencia académica, compromiso social y formación de profesionales de la salud que han contribuido al bienestar de la provincia y el país. Durante estas siete décadas y media, la Facultad de Medicina de la UNT ha sido un faro de conocimiento, investigación y desarrollo, adaptándose a las necesidades cambiantes del mundo y forjando un futuro prometedor para la medicina. Este aniversario es una oportunidad para recordar el pasado, celebrar el presente y mirar con entusiasmo hacia el futuro.
En este marco, el decano Dr. Mateo Martínez remarcó el importante rol que ha cumplido la unidad académica como principal formadora de profesionales en el NOA. “Durante décadas, fue la única formadora en recursos humanos en salud de grado universitario. De hecho, el noroeste argentino tiene 5,5 millones de habitantes, y en Tucumán estaba la única Facultad de Medicina. En la actualidad hay otras instituciones, pero la provincia sigue siendo pionera, ya que promovió y ayudó a crear la carrera en Salta y Santiago del Estero, y está haciendo lo mismo en Catamarca y Jujuy”, sostuvo. Y aseguró: “La formación de recursos humanos en salud es clave para mejorar la calidad de atención de las personas en el noroeste”.
Con respecto a los retos diarios a los que se enfrente la facultad, la autoridad expresó: “Los desafíos de la facultad son los mismos que los de toda la educación superior, más algunos otros específicos. En el caso de la educación superior, encontramos las innovaciones que dejó la pandemia en relación a la enseñanza. Por el otro lado, el contexto actual con el déficit presupuestario que nos obliga a adecuarnos”. Y continuó: “En el marco de la enseñanza específica de la educación médica, un problema central es lo que se puede definir como seguridad del paciente. Es decir, todas las prácticas que los estudiantes hagan con seres humanos, que impliquen invadir su pudor e intimidad, deben ser previamente realizadas de forma intensiva en equipos de simulación. Estos equipos tienen un costo significativo, obligan a modificar los procesos de enseñanza y, por supuesto, exigen inversiones”.

Para finalizar, el Dr. Martínez reiteró su reconocimiento a la persona que proporcionó las herramientas para crear la Facultad. “En estos 75 años, aprendimos muchas cosas. Tomamos el legado del padre fundador Juan Dalma, quien nació en Fiume, hoy Rijeka, en Croacia, y llegó a la provincia de Tucumán, donde creó la Escuela de Medicina. Seguiremos honrando ese legado y apostando siempre por el bienestar de las personas, formando el mejor recurso humano en salud que podamos”.
Para continuar con las celebraciones, la facultad realizó una ceremonia en el aula Dalma, donde participaron estudiantes, docentes, graduados e investigadores. El acto estuvo presidido por el decano y miembros del gabinete de la unidad académica, también contó con la interpretación del Dr. Lix Klett Francisco, integrante del Coro de Medicina. La enseña nacional estuvo representada por estudiantes de Kinesiología, Enfermería, y Medicina. Como sello final, el decano hizo entrega de diplomas como reconocimiento a docentes con basta trayectoria en el campo de la medicina.



Un repaso por la historia
Hasta la segunda mitad de la década del 40, quienes deseaban estudiar medicina y residían en la extensa región norte del país debían trasladarse a alguna de las cuatro Facultades de Medicina disponibles: Buenos Aires, Córdoba, La Plata o Rosario. Un grupo de universitarios se propuso cambiar esta realidad creando una Escuela de Medicina. El Dr. Juan Dalma asumió la redacción de un plan de estudios para esta nueva institución académica. El 21 de octubre de 1949, en una reunión del Honorable Consejo Superior de la Universidad Nacional de Tucumán, se aprobó la creación de la Escuela de Medicina, que dependía de la Facultad de Ciencias Biológicas. Posteriormente, el 21 de noviembre de 1949, el Consejo Superior dio luz verde al plan de estudios presentado por el Dr. Dalma. La nueva escuela comenzó sus actividades en el ciclo lectivo de 1950, y el Dr. Juan Dalma fue designado como su director.